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Opinión

La inflación se nos viene

Por Guillermo Serrano (guillermo.serrano@ideasyvoces.com)

«Un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite y del vino». Ah, estos textos antiguos y “religiosos” que ahora cobran actualidad, precisamente cuando la inflación se dispara en todos los países, porque los precios de los combustibles se van a las nubes… y de pasos arrastran a los productos agrícolas, los alimentos básicos, la vivienda, los fármacos, las prestaciones de salud, etc., etc.

Sí, la inflación se nos viene encima y galopando como los caballos aquellos a los que se refiere el Apocalipsis. Y la culpa no es toda de Putin y de la guerra por allá, tan lejos, y sin embargo tan cerca de los sistemas informativos.

Tampoco podemos culpar solamente a la pandemia aquella, que nos mantuvo dos años encerrados y temiendo los contactos con los demás seres humanos.

No, las causas de la inflación a nivel mundial tienen que ver con la mayor demanda de todos los países y por una razón elemental: estamos con casi 8 mil millones de habitantes en este planeta Tierra. Y queremos más cosas, como alimentos, fármacos, energía, como electricidad, combustibles, mejores trabajos y salarios, etc., etc.

Hace 50 años éramos 3000 millones de habitantes y parecía que los recursos del planeta eran inagotables. Por lo menos eso nos decían científicos, políticos y hasta lideres religiosos. Y nosotros así lo creíamos, derrochando el agua, los árboles y cultivos y contaminando todo lo que se pusiera por delante…

Y ahora nos encontramos con todos los problemas que todo el mundo conoce: sequías, cambio climático, inundaciones catastróficas, pérdidas de cosechas, deforestación generalizada, incendios de bosques y pastizales monumentales, extinción de flora y fauna necesaria que antes regulaban de alguna manera, o por lo menos, ayudaban a mantener el equilibrio ecológico.

Entonces, se aparecen, como en una especie de circo de mala calidad, esos políticos que no ofrecen solución real alguna a los problemas que nos afectan y que nos envuelven en discursos fantasiosos que nosotros estamos dispuestos a creer.

Mientras tanto, los precios se disparan y debemos apretarnos el cinturón, haciendo pasar necesidades a los que nos rodean, incluyendo a nuestra familia.

Pero no: no queremos aquí invitar a la desesperación del terror. Porque eso, se lo dejamos a los predicadores del miedo, que siempre les trae a ellos buenas ganancias. No, queremos aquí, incentivar la creatividad de todos para detenerse y buscar la manera de hacer frente a esta crisis económica que afecta a todos.

Por ejemplo, racionalizando los gastos y comprar lo que es necesario, ahorrar cuando es posible, desarrollar los huertos familiares, movilizarse solo cuando se requiere, participar de cursos y conferencias que ayuden a enfrentar la crisis inflacionaria con los recursos que se tengan a la mano.

Y, claro: exhortar a los que detentan el poder político para que usen de los medios a su alcance para ir en ayuda de los que necesitan más. Después de todo, no han llegado a esos puestos de autoridad por aquellos de la casualidad. Los hemos elegido para que dirijan todas las esferas del poder que la democracia les da para mirar por el bienestar de la población.

Los organismos internacionales dicen que el fenómeno inflacionario podría verse frenado a mediano plazo con nuevas fuentes de energía que ayudarían a tener más y mejores cultivos alimentarios. Además, los 8 mil millones de habitantes de este planeta, estamos recibiendo más y posiblemente mejor información de como podemos sortear estos momentos de crisis. Ojalá que sea así, para tranquilidad de todos.

El texto citado al principio, pone una limitación en cuanto a no dañar el aceite y el vino, quizá aludiendo al árbol y a los viñedos, que son la fuente de nuevos productos al servicio del ser humano. A lo mejor, el texto antiguo debería ser leído con más atención para sacar buenas enseñanzas para sobrevivir en los tiempos de crisis. Después de todo proviene de una fuente muy confiable: es la revelación que viene de lo alto.

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