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Opinión

Libertad de prensa es buena, pero respetando la verdad

Por Carlos Driótez

Este 3 de mayo se celebra el Día de la Libertad de Prensa, según la enciclopedia de contenido libre Wikipedia, la libertad de prensa o la libertad de los medios de comunicación es el principio de que la comunicación y la expresión a través de diversos medios, incluidos los medios impresos y electrónicos, especialmente los materiales publicados, deben considerarse un derecho que se ejerza libremente.

Tal libertad implica la ausencia de interferencia del Estado. Esto implica la prohibición de la censura previa.​ Su preservación puede obtenerse a través de protecciones constitucionales.2

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948 establece:​

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Suecia fue el primer país del mundo en adoptar la libertad de prensa en su constitución con la Ley de Libertad de Prensa de 1766, aunque no fue el primero en aplicarla, ya países como Inglaterra a finales del siglo XVII ya utilizaban más o menos este concepto. Está protegida por la Primera Enmienda, realizada en 1791, de la Constitución de los Estados Unidos.

La libertad de medios es un derecho fundamental que se aplica a todos los estados miembros de la Unión Europea y a sus ciudadanos, tal como se define en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, así como en el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Garantizar la libertad de prensa es un «indicador clave de la disposición de un país para formar parte de la UE».

Sin embargo, como ocurre con muchos otros derechos, la libertad de prensa no exime a los medios de comunicación de ejercer su oficio responsablemente, ni les protege en caso de cometer delitos como el de la difamación, ni de incurrir en conductas de falta de ética profesional.

De allí que el campo de la libertad de prensa sea siempre uno de continuas tensiones entre la libre expresión y la responsabilidad informativa.

Y es ahí donde caen muchos medios de comunicación que dicen cosas o publican noticias que no son reales, que no son previamente investigadas y solo las lanzan al aire o las escriben difamando a personas, funcionarios o instituciones.

Si esto pasa, los medios que han difundido noticias falsas o construidas con la intención de dañar a alguien, deben responder ante la justicia, reforzando lo que publican y sometiéndose a ser investigados y si han causado un daño a la persona o institución difamada, deben responder ante la justicia con una sanción económica o con incluso la cárcel.

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