Lo que nadie dice es que a monseñor Romero lo mataron los Estados Unidos
Por Carlos Driótez
Digo esto porque si bien es cierto el autor intelectual del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero fue el mayor Roberto d’Aubuisson Arrieta, que nació en Santa Tecla, el 23 de agosto de 1944 y murió por un cáncer en la garganta, en San Salvador, 20 de febrero de 1992.
Roberto d’Aubuisson y muchos militares de América Latina fueron formados en La Escuela de las Américas que funciona en Panamá, fundada por el gobierno de Estados Unidos, luego de la derrota que los norteamericanos sufrieron de parte del ejército de Vietnam del Norte.
Fue en la Escuela de las Américas donde los gringos enseñaron a los militares, que ahí se preparaban que en la guerra de guerrillas, que todos los civiles eran enemigos y que había que asesinarlos, sin perdonar a niños ni mujeres. De igual manera había que acabar con todos aquellos que apoyaran las luchas de los pueblos que quisieran salir del yugo de los Estados Unidos y buscar mejores destinos en el marco de otras ideologías.
Luego de su formación en Panamá, Roberto d’Aubuisson Arrieta regresa a El Salvador y funda Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Por lo tanto, en verdadero trabajo profesional que, según el excapitán Álvaro Saravia -el único hombre que ha sido condenado por el asesinato de Romero-, fue ejecutado por un ex guardia nacional, miembro del equipo de seguridad del hijo de un exmilitar (y expresidente) salvadoreño.
De lo que no quedan dudas, en cualquier caso, es que el hombre que apretó el gatillo fue nada más una pieza más de una conspiración organizada desde los sectores más radicales de la extrema derecha salvadoreña, influenciada por la preparación estadounidense en la lucha contra las guerrillas y movimientos insurgentes.
Según Saravia, fue el propio D’Aubuisson quien le ordenó conseguir el auto empleado para el asesinato de monseñor Romero y lo mandó luego a pagarle al tirador “mil colones” (poco más de US$110), cuando todo ya estaba consumado.