Muere el cantautor argentino Alberto Cortez

Alberto Cortez, que allá por los años 80 deleitó a cientos de estudiantes de La Universidad de El Salvador interpretando sus canciones más conocidas, murió hoy en un hospital de Madrid a los 79 años, informaron fuentes de la Sociedad General de Autores (SGAE).
Cortez fue ingresado de urgencia el 27 de marzo pasado en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, en Móstoles, a las afueras de Madrid.
Cuando estuvo en la UES, estaba programado que cantaría en el auditórium de la Facultad de Derecho, pero eran tantos los que querían compartir con él que el auditórium no dio abasto. Ante esto Cortez dijo que se buscara otro lugar y la presentación fue en donde antes funcionó el comedor universitario, al aire libre, donde todos disfrutaron su presentación.
Anterir a su muerte, Cortez tenía previsto participar en varios conciertos que tuvieron que suspenderse, entre ellos uno en el Teatro Nacional de Santo Domingo en República Dominicana.
El cantante y poeta, nacido en Rancul, La Pampa, el 11 de marzo de 1940 con el nombre de José Alberto García Gallo, era autor de canciones como “Callejero”, “Mi árbol y yo”, “A partir de mañana”, “Te llegará una rosa”, “Castillos en el aire” o “El Abuelo”.
Algo así como un profeta de otra tierra, se hizo conocido en la Argentina a medida que pudo desarrollar una carrera en el exterior. Su primer disco fue grabado en Bélgica. Y ya en 1964 se radicó en España.
A comienzos de los sesenta, para sus actuaciones en Europa adoptó el apellido artístico Cortez, decisión que le trajo muchos problemas, especialmente judiciales, cuando ya se encontraba en España, porque en Europa también cantaba un artista peruano cuyo nombre original era Alberto Cortez.
Alberto Cortez poseía cuatro Discos de Oro y cuatro Heraldos de Oro y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, residía en España desde 1964 y ya en 1965 participó en el Festival de Palma de Mallorca con la canción “Me lo dijo Pérez”, que más tarde interpretarían artistas como Karina, Mochi o Los Tres Sudamericanos.
“Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo”. “A partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida; a partir de mañana empezaré a morir la mitad de mi muerte; a partir de mañana empezaré a volver de mi viaje de ida; a partir de mañana empezaré a medir cada golpe de suerte.”