Siguen diligencias para aclarar asesinato de monseñor Romero
La Fiscalía General de la República (FGR) presentó este lunes 25 de febrero al Juzgado Cuarto de Instrucción de San Salvador una solicitud para realizar diligencias que aclaren la participación del capitán Álvaro Rafael Saravia Merino en el asesinato de San Óscar Arnulfo Romero, ocurrido el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia, en San Salvador.
El fiscal del caso dijo que «La idea del escrito es darle impulso a la investigación que se está llevando a cabo en el tribunal, y de hecho se está solicitando la realización de una serie de diligencias con el propósito de esclarecer la participación de esta persona (capitán Saravia) a quien se le está imputando este delito».

El fiscal no quiso precisar el tipo de acciones que pretenden realizar para comprobar la participación de Saravia en el magnicidio. Tampoco explicó los avances de la investigación. «En eso se está trabajando por el momento», señaló.

El escrito de la Fiscalía Gneral llega justo cuatro meses después de que el Juzgado Cuarto de Instrucción de San Salvador, el 23 de octubre del año pasado, ordenó la captura del capitán Álvaro Rafael Saravia Merino por estar implicado en el asesinato de monseñor Romero.
Sobre este crimen el periodista René hurtado publicó una nota en donde señala que el autor intelectual del crimen fue uno de los hijos del expresidente Arturo Armando Molina.

“Me dirigí como a las 7:00 de la noche por la zona del parque Cuscatlán y tomando la Alameda Roosevelt buscando el lugar “donde se escuchaban Cohetes” y mientras las calles estaban solas, llegué al “Monumento Salvador del Mundo” y desde ese lugar hacia arriba, confirmé que los habitantes de la colonia Escalón, “estaban contentos, porque Romero el comunista había muerto”, publicó Romero.
Hurtado añade que “el capitán del ejército Álvaro Saravia amigo de D’Aubuisson, miembro de ARENA y de los Escuadrones de la Muerte” dijo al periódico virtual el Faro, quién fue el responsable del asesinato de Monseñor Romero, el grupo de D’Aubuisson sostiene una reunión en la casa de Eduardo Lemus O’byrne. Saravia conoce de esta reunión, porque él mismo, saliendo de ahí, fue a pagarle al hombre que disparó contra Monseñor Romero. Fue a pagarle por sus servicios”.
Hurtado añade. “Yo no conocí al tirador. Ese día lo vi yo en el carro, meterse al carro de barba. Y después le fui a entregar yo personalmente los mil colones que le entregó, que los pidió prestados D’ Aubuisson a Eduardo Lemus O’byrne. En la casa de él estábamos nosotros cuando llegaron a decirle que… ¡A cobrar! Y Roberto D’ Aubuisson jamás manejaba dinero. Le prestó mil colones a este para entregárselos.”
A estas alturas se conoce que el asesino de Monseñor Romero, fue el Guardia Nacional Marino Samayoa Acosta que en esa época, era uno de los Guardaespaldas de Mario Molina, hijo del Coronel Arturo Armando Molina que fue presidente de la República entre 1972-1977.