¿Cómo será el rito solemne de traspaso de poder en Estados Unidos?
Agencias
Todo en Washington está a punto para llevar a cabo la toma de protesta de Joe Biden y Kamala Harris.
La ceremonia de traspaso de mando presidencial en Estados Unidos es un evento solemne con un rito estrictamente coreografiado para el cambio de poder presidencial del país, el que se celebra por mandato constitucional el 20 de enero cada cuatro años. Y la 59º. ceremonia presidencial para ungir al 46º. presidente de la primera potencia del mundo no será la excepción.
El protocolo está escrito con antelación, los 435 congresistas y los 100 senadores federales toman posesión de sus sillas asignadas en la galería instalada en una mega plataforma montada sobre las escalinatas de la parte trasera del Capitolio con vista a la Explanada Nacional. También los ex presidentes vivos tienen su silla de honor.
Además, los 9 jueces de la Corte Suprema de Justicia, el otro brazo del poder de una nación de régimen democrático y republicano tienen sus asientos en el estrado, con ello todo el aparato de gobierno está reunido al aire libre durante unas horas, por lo que las medidas de seguridad superan lo extremo, con control por tierra y aire de la ciudad capital.
Los músicos de la banda militar empiezan a entonar las marchas alegóricas de la república y con el maestro de ceremonia ya en su posición, cargo que suele asignarse a un senador, comienza el anuncio de preparación; para entonces el público -que en las inauguraciones con asistentes en vivo-, estaba atento a los personajes de Washington que aparecen en los primeros planos en las pantallas captados por el circuito de televisión que trasmite en directo el traspaso de mando encadenado con las grandes estaciones de televisión del país y del mundo.
A continuación, el maestro de ceremonia anuncia el ingreso del presidente saliente, que esta vez, ya estará fuera de Washington, por lo que el vicepresidente Mike Pence hará su despedida en la ceremonia.
En seguida llega el momento culminante, en ocasiones, las cámaras de televisión trasladan sus lentes hacia la entrada del Capitolio donde el despliegue de limosinas custodiadas por patrullas traen al nuevo inquilino de la Casa Blanca. El que minutos después tiene su ingreso anunciado al estrado principal donde todo está milimétricamente calculado para su ingreso.
Este rito consuma la llegada de una nueva era que, desde los jardines del Capitolio, se vive en primera mano, con una vista hacia la Explanada Nacional que para esta ceremonia de investidura está vetada al público.
Sin más preámbulos comienza la invocación, el himno nacional y posteriormente el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts, será llamado al estrado del centro para tomar juramento a Joe Biden como el 46º. presidente de Estados Unidos. Cada palabra del mandato se debe leer y pronunciar sin alteración para evitar litigios posteriores.
Cuando termina el juramento y recibe la primera felicitación del juez de la Corte, los 21 cañonazos de salva estremecen el sector norte del Capitolio como el momento culminante, la nación ya tiene un nuevo líder para guiar sus destinos.
En seguida se llamará a la vicepresidenta electa Kamala Harris para jurar al cargo, que en esta inauguración ha trascendido que la protesta se la hará la jueza de origen hispano Sonia Sotomayor. La primera juez mujer latina toma juramento de la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos, simbolismos también para las reseñas históricas.
Posteriormente luego de discursos de los líderes de la Cámara Alta, que contrastan como voces bipartidistas, el presidente de Estados Unidos dirigirá su primer discurso a la nación y al mundo donde se delinean algunos tópicos que marcarán su mandato de cuatro años.
Para sus seguidores es momento de celebrar, para los detractores es tiempo de preparar sus estrategias para contrarrestar la agenda y tratar que su formación política vuelva al Despacho Oval bajo estricto cumplimiento de los preceptos democráticos.