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Las AFP son un sistema de pensiones fracasado, mejorarlas no sirve de nada, hay que acabar con ellas

EDITORIAL

En noviembre de 1980, en plena Dictadura Cívico-Militar y entrando a la década de las grandes privatizaciones en Chile, José Piñera atacó nuevamente a la clase trabajadora, creando las Administradoras de Fondos de Pensiones o AFP, instituciones que se convirtieron en un negocio redondo para la clase empresarial.

Fue durante la presidencia de Armando Calderón Sol quien junto con sus consejeros económicos, Juan José Daboub y Manuel Enrique Hinds, puso en marcha una serie de medidas liberales como la privatización de las compañías telefónicas ANTEL, la privatización de las compañías de distribución eléctrica tales como la CAESS y  los fondos de pensiones denominados AFPs, hasta entonces de propiedad estatal.

Cuando se publicitaron las AFPs, los ofertantes realizaron visitas a las diferentes empresas nacionales y les dijeron a los trabajadores que el sistema de pensiones tradicional estaba por quebrar y que la solución para afianzar su futuro era en nuevo sistema de pensiones impulsado en Chile. Miles de trabajadores creyeron y se afiliaron la las nuevas AFPs.

A medida que el sistema funcionaba se fue conociendo que no era tan productivo ni beneficioso para la clase trabajadora y en octubre de 2017 la iglesia católica criticó que cotizantes darán más del salario y recibirán menos en cuentas individuales.

El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, dijo que aunque la reforma a la Ley de Pensiones ya tiene el visto bueno del presidente de la República, tras ser aprobada en la Asamblea Legislativa es necesario reconsiderar algunos puntos como disminuir la comisión cobrada por las AFP en lugar de tocar los salarios de los cotizantes.

“Dicha reforma no beneficia a los trabajadores como era de esperarse”, dijo el arzobispo Escobar Alas.

“Hablemos claro, que esto de las AFP lo impusieron a principios del siglo, lo tomaron de Chile (…) el sistema es injusto», señalo Alas.

“Dicha reforma no beneficia a los trabajadores como era de esperarse”, dijo Escobar Alas, quien criticó que se haya incrementado el porcentaje del salario que el trabajador deberá aportar y por el contrario se disminuye el porcentaje del dinero ahorrado que irá a la cuenta del trabajador. “Ya no recibirán el 10.8 % sino el 8.1 %, sufriendo una disminución de 2.7 puntos en su cuenta individual”, dijo.

Por su parte la UCA publicó un editorial el 28 de septiembre de 2015 donde decía que desde hace ya varios años, son muchos los que estiman necesaria y urgente una reforma al  sistema de pensiones. Las principales razones son dos: por un lado, el sistema privado es incapaz de proveer pensiones dignas; y por otro, el pago de las pensiones tanto del sistema público como del privado durante la transición de uno a otro implica una carga financiera insostenible para el Estado.

Los defensores de este sistema aceptaron las deficiencias, y reconocieron que ofrece pensiones bajas en relación al salario que percibía el cotizante al momento de retirarse. Pero afirman que ello no se debe a fallas del sistema en sí mismo, sino a la escasa rentabilidad de los fondos de pensiones.

En definitiva, el actual sistema de ahorro privado de pensiones supone una pérdida importante de ingresos al momento de pensionarse, y con ello se desestimula la jubilación, pues los trabajadores deberán seguir laborando —hasta que sus fuerzas lo permitan— para completar sus ingresos, antes de pasar a engrosar las filas de las mayorías pobres de nuestro país.

Ahora, luego de algunas denuncias debido a la modificación a la interpretación auténtica a la ley del sistema de ahorro para pensiones (SAP) para realizar el cálculo por vejez, invalidez y sobrevivencia la Asamblea Legislativa inició, el jueves 20 de febrero, la discusión para alcanzar una nueva reforma en la Comisión de Hacienda y Especial del Presupuesto.

Según Norman Quijano, presidente de la Asamblea Legislativa y diputado de ARENA, el objetivo “es ajustar desde la tasa de interés hasta el incremento en la mensualidad que los pensionados reciben como parte de su retiro, entre otros puntos”. Aunque se debe recordar que fue durante los gobiernos de Calderón Sol y Francisco Flores  cuando se privatizó este servicio junto a la telefonía y la banca en 1998.

Además la última reforma al sistema de pensiones se aprobó por 74 votos en septiembre de 2017, e incluyó la creación de una “cuenta de garantía solidaria”, la cual percibirá el 5 por ciento de las aportaciones de trabajadores y empleadores. Además, con la modificación, los empleados aportan un 7.25 % de su salario y los patronos completarán la cotización con el 7.75 %, sin embargo, muchos especialistas recalcaron que esto era un “parche”  y no una solución al problema. Datos reflejan que desde 1998 a 2017, los trabajadores de este país que aportan al sistema de pensiones han  reunido un poco más de 6mil 700 millones de dólares, de esas contribuciones las AFP se han llevado el 21 %, es decir, alrededor de 1,400 millones de dólares. Habrá que esperar que deciden los diputados, pero la verdad es que el sistema de pensiones solo ha servido para hacer más ricos a los millonarios a expensas de los más pobres.

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