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Internacionales

Marco Rubio regiría la política exterior de EE. UU.

(AFP) Varios medios de comunicación dan a Marcos Rubio, senador por Florida de 53 años, como el futuro secretario de Estado aunque el magnate republicano no lo ha notificado.

Si se confirma, Rubio haría historia convirtiéndose en el primer latino en el cargo, un gran éxito para el político que sueña desde hace años con la Casa Blanca.

Nacido en Miami, este hijo de inmigrantes cubanos conoce al dedillo los entresijos de la política, en la que lleva 25 años.

Es partidario de ejercer máxima presión sobre China, gran potencia rival de Estados Unidos.

Como senador ha abogado por ayudar a Taiwán, tomar medidas para restringir las operaciones comerciales chinas en Estados Unidos y castigar a Pekín por la forma en la que trata a Hong Kong y a la minoría uigur.

También apoya vehementemente a Israel, tiene a Irán en la diana y es partidario de acabar con la guerra en Ucrania.

En una entrevista con EWTN, una red de medios de comunicación católicos, Rubio dijo que Ucrania ha sido valiente en la lucha pero ha alcanzado un «punto muerto» contra los invasores rusos y Estados Unidos debería mostrar «pragmatismo» en lugar de enviar miles de millones de dólares más en armas.

«No me gusta lo que hizo (el presidente ruso) Vladimir Putin, y sí estamos interesados en lo que sucede allí», dijo. «Pero creo que el futuro del siglo XXI va a estar en gran medida definido por lo que suceda en el Indo-Pacífico», añadió.

En América Latina el político, que habla español con fluidez, critica duramente al gobierno castrista de Cuba, al mandatario venezolano Nicolás Maduro y al nicaragüense Daniel Ortega.

«Pequeño Marco»

Rubio encarna el sueño americano. Hijo de un camarero y una cajera subió rápidamente los peldaños de la política y a los 34 años era presidente de la Cámara de Representantes de Florida.

Es muy conocido entre los hispanos, un electorado que ha movilizado para las elecciones presidenciales de la semana pasada.

Estuvo durante meses entre los favoritos en las quinielas de posibles compañeros de fórmula de Trump a pesar de que años atrás, en 2016, fueron rivales en las primarias republicanas.

Por aquel entonces la relación entre ambos era execrable y los calificativos despectivos estaban a la orden del día.

Dijo de Trump que tenía las «manos pequeñas» y le llamó «estafador». El magnate también se burlaba de él, con el apodo de «pequeño Marco».


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