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Internacionales

Continúa la búsqueda de más víctimas en Valencia

(AFP) Los rescatistas continúan este lunes buscando más víctimas en estacionamientos subterráneos en Valencia, seis días después de unas inundaciones que dejaron al menos 217 muertos en España.

Un día después de una jornada caótica en la que los reyes de España y el presidente del gobierno fueron recibidos con insultos y bolas de barro por una población desesperada e iracunda en una de las localidades afectadas en la región de Valencia, la prioridad sigue siendo la localización de los desaparecidos y la identificación de los cadáveres.

El último balance elevó a 217 las personas fallecidas por las torrenciales lluvias que provocaron riadas de lodo el martes pasado, la casi totalidad de ellas (213) en Valencia, en el este, a las que se unen tres en la vecina Castilla-La Mancha y uno en Andalucía.

Las autoridades advierten que el número de víctimas seguirá aumentando, toda vez que sigue habiendo muchos desaparecidos.

El ministro José Solís durante la visita que realizó a las zonas afectadas junto a los ministros de Agricultura, Cirilo Cánovas (detrás) y Obras Públicas, Jorge Vigón (EFE).

– “Una incógnita terrible” –

Una de las mayores preocupaciones es el estacionamiento subterráneo de Bonaire, el centro comercial de Aldaia, una localidad de 31.000 habitantes en las afueras de Valencia.

Casi la mitad de los 5.700 puestos de estacionamiento se encuentran en el sótano, totalmente inundado.

Imágenes difundidas por televisión y en redes sociales muestran la rampa de acceso al garaje subterráneo llena de agua con lodo, sobre la que flotan numerosos escombros.

Las escaleras mecánicas en el interior del centro comercial también quedaron completamente sumergidas.

“Ahora mismo el centro comercial está devastado en la parte superior. Y la parte inferior es una incógnita terrible. No tenemos la certeza de lo que vamos a encontrar”, afirmó a la televisión pública TVE el alcalde de Aldaia, Guillermo Luján. “Queremos tener la prudencia, pero (…) puede ser desolador”, señaló.

En los últimos días, los militares, que participan en el rescate, han instalado numerosas bombas para achicar el agua. Los buzos lograron entrar en el estacionamiento, pero hasta el momento no han hallado cuerpos.

En las localidades más afectadas por las inundaciones, la población muestra angustia e irritación, con calles todavía bloqueadas por pilas de automóviles o muebles que arrastró la corriente y zonas aún sin electricidad ni señal telefónica.

“Nací aquí, y lo he perdido todo”, dijo a la AFP con la voz quebrada Teresa Gisbert, una mujer de 62 años en Sedaví, una localidad de 10.000 habitantes al sur de la ciudad de Valencia.

En su vivienda, una línea oscura a más de un metro de altura recuerda hasta dónde trepó el agua el martes. 

“Decían ‘alarma por agua’, pero tenían que haber dicho que era una riada”, lamenta esta mujer, quien como muchas otras personas se quejan de la tardanza en las alertas lanzadas a la población el día de la catástrofe.

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